Puertas correderas vs puertas abatibles: ¿Cuál elegir?

Durante muchos años, el uso de las puertas abatibles es el más común, incluso en una época el único recurso que teníamos para dividir estancias de habitaciones. Sin embargo, en los nuevos proyectos de construcción y reformas de espacios reducidos, hoy contamos con otra alternativa que resulta mucho más cómoda y práctica, y es el caso de las puertas correderas. Con el pasar del tiempo vimos esta última más que como una opción, una necesidad.

Ahora bien, no todos los dueños de casa se sienten cómodos con este tipo de diseño. De hecho, muchos de estos desconfían que este tipo de puertas funcione pues consideran que tienen una alta probabilidad de estropearse rápidamente. Además, consideran que no tienen tanta privacidad como la que ofrecen las puertas correderas. ¿Será eso cierto?

Para poder determinar cuál de estos tipos de puertas es la mejor, o bien la que se adapta mejor a tus necesidades hay que primero conocer las características de cada una. Comparar tanto las ventajas como las desventajas nos dará un panorama más amplio de la situación y nos ayudará a tomar una buena decisión en cada caso. Pero debes saber que no hay un tipo de puerta perfecta, sino una que se adapta bien a lo que nosotros necesitamos.

Tamaño de la puerta

Lo primero que hay que considerar antes de elegir una puerta es el tamaño de la misma. Tanto en las puertas correderas como en las abatibles, se vende un tamaño estándar de la hoja de la puerta. Por lo general, la altura es de 2,03m (esto por lo general no cambia). Mientras que en la anchura disponemos de tres medidas: 62,5cm, puertas de 72,5cm y las de 82,5cm.

Por supuesto, cada fabricante ofrece variedades, así que las características en cuanto a tamaño pueden variar. Sin embargo, fuera de las medidas antes mencionadas ya se considera una puerta hecha a la medida. Por cuanto, además de tener un trabajo diferente, el coste será superior a las puertas estándar, independientemente si es corredera o abatible. Pero elegir el tamaño de la puerta también depende del espacio de paso que tengamos disponible.

Zona de paso

Ahora bien, aunque el tamaño estándar es el mismo en ambos estilos de puertas, el ancho de la zona de paso no siempre tiene la misma medida. Por ejemplo, el uso de puertas abatibles supone una apertura de al menos 90°, lo que ofrece un paso casi el mismo ancho de la puerta, ya que hay que reducir los 4cm del espesor de la puerta. De manera que, si tenemos una puerta de 82,5cm (la más ancha) el espacio de zona de paso será de 78,5cm.

Por otro lado, las puertas correderas nos ofrecen dos posibilidades, de acuerdo al tipo de tirador que tenga la puerta. En el caso de que el tirador sea de manillón, no será posible esconder por completo la puerta en la pared. De manera que se perderá un espacio de paso de por lo menos 10cm. Así que, si la puerta es de 82,5cm (igual que el caso anterior), la zona de paso reducirá hasta 72,5cm.

Mientras tanto, si la puerta tiene un tirador integrado a la hoja, sin que este sobresalga más de unos milímetros, tendremos la posibilidad de esconder por completo esta y tendremos un espacio de paso del mismo tamaño de la puerta. Esto quiere decir que no perderemos centímetro alguno al usar esta opción.

Teniendo en cuenta todo lo anterior, aunque el tamaño estándar es igual para ambos tipos de puertas, hay que considerar la elección de acuerdo a la zona de paso disponible. Deseamos aprovechar el máximo espacio posible, pero esto también debe considerarse junto a otros aspectos que ya te mencionaremos.

Espacio de apertura

Del espacio que tengamos disponible para abrir la puerta, depende mucho de cuál es el tipo que compraremos. Cuando hablamos de ahorrar espacio, sin duda las puertas correderas tienen un gran punto a favor. Al ocupar menos espacio, y tener la posibilidad incluso de desaparecer, nos ofrece más oportunidades para nuestro diseño de hogar.

Las puertas correderas son perfectas para pisos pequeños, pero también para una mejor distribución de las cosas. Y es que no solo se usan para cabinas de inodoros, también para trasteros y despensas. En todos estos casos, recurrir a una puerta abatible solo resultaría en incomodidad y desperdicio de espacio.

Si se coloca una puerta abatible en un espacio muy pequeño, lo más probable es que provoquemos que estos sean inaccesibles. Ese es precisamente el caso de los baños en los bares y restaurantes, en donde muchas veces tenemos que hacer piruetas para entrar y salir.

Estructura de instalación

Otra diferencia entre cada una de estas puertas es su forma de instalación. En este caso, las que se llevan el premio son las puertas abatibles pues tienen un proceso sencillo para instalarlas. Luego de dejar el hueco en la pared y el premarco de madera, prácticamente el trabajo está hecho. Pero si hay que prestar mucha atención a que el premarco quede bien nivelado y aplomado para que la puerta no tenga problemas al abrir o cerrar.

La instalación de las puertas correderas es mucho más compleja. Primero hay que recurrir a los casonetos, que son marcos metálicos en donde se meterá la puerta cuando se abra, además de añadir una caja donde se esconderá la puerta. Además, hay que dejar un espacio en el tabique mucho más grande, muchas veces el doble del tamaño de la hoja para que esta pueda caber tanto la caja como la puerta.

Aunado a esto, se debe tener en cuenta que hay varias versiones, tabiques, cajas y la elección de cada una depende de un trabajo profesional. Por eso, el costo de estas puertas es mucho más costoso, y muchos no están dispuestos a hacer ese sacrificio.

Aislamiento acústico

Si hablamos de paz y tranquilidad en casa, la mejor opción son las puertas abatibles pues ofrecen aún mejor aislamiento acústico. La razón es que una vez que cerramos la puerta corredera, en la pared quedará un hueco vacío que viene a ser un puente acústico. Además, las puertas correderas tienen menos capas por lo que el sonido se puede transmitir fácilmente por estas. Entonces, si lo que quieres es tener una habitación más silenciosa, tu alternativa deben ser las puertas abatibles. Son más gruesas, y no requieren de un trabajo minucioso en la pared. Claro, como pudimos notar, cada una tiene sus ventajas y desventajas, así que todo depende de las necesidades del dueño de casa.

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